jueves, 15 de diciembre de 2011

En la guerra sí que hay buenos y malos

"Al final, no nos acordaremos tanto de las palabras de nuestros enemigos, sino de los silencios de nuestros amigos"
(Martin Luther King, Jr.) 

Hoy pienso que hace poco, hablando con unos amigos sobre la Guerra Civil española, uno de ellos decía que en la guerra no había buenos y malos.

Yo creo que sí, claro que hay buenos y malos, hay buenos en ambos bandos, pero también hay malos, y hasta gente normal, que normalmente son los que más sufren.

Esto viene a cuento de que ayer, por recomendación de mi buen amigo Carlos, descubrí un reportaje titulado "Once brothers" (traducido al español como "Hermanos y enemigos").

El reportaje tiene como protagonistas a dos de los más grandes baloncestistas de europa, y seguramente del mundo, de todos los tiempos, Divac y Petrovic, que junto a Kukoc y Radja lograron hacer de la selección yugoslava la mejor de Europa... y también seguramente del mundo si no llega a estallar en 1991 la guerra de los Balcanes.

Este documental tiene muchas moralejas, aunque para mí, es aún más especial. Yo viví en Estados Unidos justo cuando Divac y Petrovic comenzaban a hacerse hueco entre las estrellas de la NBA y, el hecho de ser europeos y que en España no había, por desgracia, el nivel de hoy día, hicieron que me sintiese muy cercano a ellos, incluso más de lo que hoy me siento de Gasol, es lo que tiene vivir al otro lado del charco.

Petrovic era un gran jugador, aunque algo chuleta, no lo olvidemos. Al menos esa era la impresión que tenía yo de él en aquellos años en que jugaba en el Real Madrid y se mostraba retador y gesticulante con y sin el balón en las manos.

Sin embargo, me lo topé en el aeropuerto de Barajas justo el día que volaba, a escondidas, camino de su sueño, la NBA. Le paramos y le pedimos que posase junto a nosotros para una foto. Su acompañante negó con la cabeza, pero él no sólo accedió, sino que le dio la cámara a su amigo para que nos hiciese la foto... fue un gran detalle que cambió mi percepción sobre él.

Pero el documento va más allá de la vida de estos dos cracks. Trata sobre las injusticias y los perjuicios que conlleva una guerra, de cómo dos amigos, casi hermanos, que compartían sueños, habitación, medallas y muchas horas de baloncesto, se ven separados por un odio sangriento.

Cuando aquí hablamos de nuestra Guerra Civil, parece algo que sucedió hace muchos años, algo que conocemos por libros, fotos y lo que nuestros abuelos nos cuentan, siendo ellos casi unos niños.

Pero su guerra fue hace muy poco, hablan en primera persona y sus muertos todavía están calientes. Es espeluznante ver la cara de odio de la gente al reconocer a Divac mientras pasea ahora, casi 20 años después por las calles de Zagreb.

Sin embargo, el contraste aparece minutos después cuando Divac se reencuentra con Alexander, hermano de Petrovic, y su madre. Juntos recuerdan a Drazen y juntos lloran su muerte, sin reproches, sin rencor, sin odio.

Si yo fuera profesor, les pondría este video a mis alumnos, si fuera padre se lo pondría a mis hijos y si tuviera un blog le dedicaría un post. Porque quiero que todos vean el horror de la guerra, dónde ni siquiera el deporte se libra de sus consecuencias, ni tan siquiera viviendo a miles de kilómetros y compartiendo un sueño por el que ambos lucharon desde que eran tan sólo unos niños.

Pero sobre todo quiero que aprendan que en la guerra, hay buenos, malos, amigos y hermanos. Es así y no podemos cambiarlo, aunque podemos tratar de no llegar tan lejos...




1 comentario:

Anónimo dijo...

Es maravilloso. A mi me encanto. No hay que olvidar que para demostrar la amistad o la integridad a nivel humano no hay que esperar a que haya una guerra. Los buenos y los "malos" están todos los dias. Hay demasiado egoísmo miedo y frustración en tiempos "de paz", nada como el heroísmo diario para mostrar la amistad y la calidad humana